Se denomina así al conjunto de procedimientos a través de los cuales se busca bajar a niveles no tóxicos y/o aislar sustancias contaminantes en un ambiente dado. En términos generales, las estrategias de mitigación ambiental incluyen:
1- Eliminación de la fuente contaminante.
(a) Si se trata de contenedores con sustancias tóxicas, se dispondrá el retiro de los mismos.
(b) Si se trata de un relleno contaminante preexistente, cuya extracción es económicamente impracticable, se procederá a aislarlo adecuadamente, a fin de evitar el transporte de sustancias tóxicas por flujos subterráneos. Su área estará delimitada por muros, preferentemente de bentonita, que se extenderán desde la superficie del terreno hasta un nivel de base razonablemente impermeable. Luego, a fin de evitar recarga sobre el relleno, se impermeabilizará su superficie. Esta aislación superficial se puede llevar a cabo mediante la preparación de varias capas de materiales de baja permeabilidad separadas por membranas geotextiles. También se puede usar el asfalto, con resultados aceptables.
2- Limpieza del terreno contaminado.
Eso significa llevar el grado de contaminación a un nivel no tóxico.
(a) Aislamiento hidrodinámico. Si la contaminación está en zonas saturadas de agua, se realizará un bombeo para capturar la pluma a tratar, retirando el contaminante y evitando su propagación al resto del acuífero. Con la ayuda de parámetros físicos del terreno y del contaminante, se decidirán las coordenadas y características de los bombeos. El agua contaminada bombeada será purificada y posteriormente inyectada al terreno. Para bajar niveles contaminados por hidrocarburos livianos hay un método que involucra dos pozos de bombeo, un tratamiento de purificación del agua extraída y dos pozos que inyectan la misma.
(b) En el caso de contaminaciones en la zona no saturada, es necesario elevar el nivel superior de agua subterránea
(c) mediante inyección de agua y bombeo del líquido residual, que es tratado.
3- Tratamiento de las aguas contaminadas.
Este tratamiento varía según la naturaleza del contaminante.
Puede ser “in situ” (en el lugar) o en la planta de tratamiento.
(a) Contaminantes inorgánicos. Generalmente se trata de compuestos iónicos que precipitan al subir el pH. Ciertas bacterias capaces de retener compuestos inorgánicos son empleadas en estos casos.
(b) Contaminantes orgánicos disueltos. Muchos de ellos son volátiles por lo que el agua a tratar es sometida a aireación. Otra forma es tratar el agua con carbón activado; este tiene la propiedad de retener los compuestos orgánicos.
El uso de agentes microbianos, que tienen la propiedad de degradar estos compuestos es muy efectiva. La incorporación de estos agentes debe ser asistida de nutrientes.
(c) Hidrocarburos insolubles más livianos que el agua. En este caso se procede a instalar un pozo en el que se harán dos tipos de bombeo, uno inferior para crear un cono de depresión en el agua y uno superior para retirar al hidrocarburo. Se contará, además, con un detector que indica la presencia y espesor del hidrocarburo a tratar.
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